Hoooola,
la entrada de hoy se la dedico con todo mi cariño a mis amigas Pepa y Cristina porque es un clásico que nunca falta en nuestras quedadas desde que teníamos ¿cuántos? 16 años o por ahí .... y como el otro día quedamos a comer, por cierto Cris te superaste con la comida, aproveché a hacer la foto que nunca me acuerdo y prometí subirla al blog para que no me la estéis pidiendo cada dos por tres ;)
Es una receta muy sencilla que me enseñó mi madre y que desde entonces no he encontrado a nadie que me diga que no le gusta.
No necesita horno y se hace en 5-10 minutos, la pega es que hay que esperar unas 4 horas ha que se solidifique en el frigorífico.
Vamos allá.
Para la base
- Un molde de 24-26 cm de diametro desmoldable.
- Papel de horno.
- 200 gr de galletas digestive.
- 80 gr de mantequilla a temperatura ambiente.
Para el relleno
- Una tarrina de queso de untar Philadelphia.
- 500 ml de nata para montar.
- 100 gr de azúcar.
- 1 sobre de gelatina de limón.
- 1 taza de agua caliente.
Elaboración:
Cogemos el molde y ponemos papel de horno por dentro cubriendo el fondo y dejando los laterales con el papel por las paredes del molde. Esto es muy importante en mi caso ya que si no lo hago así al volcar el relleno se cuela por la parte que se desmonta.
Trituramos las galletas con el accesorio de picar de la batidora. Volcamos sobre un bol e incorporamos la mantequilla hasta que quede una masa homogénea. Si os cuesta podéis meterlo unos segundos al microondas.
Volcamos la mezcla en el molde y estendemos bien por el molde, yo me ayudo con la palma de la mano para que quede lo más uniforme posible y lo apretó bien. Lo dejamos en el frigorífico mientras hacemos el relleno.
Disolvemos la gelatina en una taza de agua muy caliente. No deben quedar grumos así que os recomiendo estar un buen rato removiendo hasta que veáis que se ha disuelto por completo.
En un bol echamos el queso de untar, la nata, el azúcar y la taza de agua con la gelatina disuelta. Lo batimos todo bien hasta que quede una mezcla líquida.
Sacamos el molde del frigorifico y volcamos la mezcla sobre la galleta despacio para que no salga galleta flotando por la tarta. Un truco es ayudarnos con una cuchara que colocaremos boca abajo y sobre la que echaremos la mezcla para que caiga de manera más expandida.
Ahora hay que meter el molde de nuevo en la nevera y esperar a que la tarta cuaje.
¿Fácil verdad? Espero que la disfrutes.
¡Un abrazo!
Que ricas son las tartas de queso, y tantas formas de hacerlas ahí.
ResponderEliminarLa verdadera es que las tartas de queso son mi perdición, de la forma que estén cocinadas me encantan.
ResponderEliminarUn abrazo!